sábado, 11 de junio de 2022

Ya te vio mi patrón, ya te cargo la v...

     Esta historia no ocurre en la tierra donde ya no hay ocotes, sino en el mero paraíso. aquel puerto tan hermoso donde los extranjeros vienen a practicar el surf.

    Resulta que un día salí del trabajo y al otro día sería mi descanso, en ese momento mi jornada era de jueves a lunes (sí descansaba los martes y miércoles). Como acostumbraba tomaba mi bicicleta, daba una vuelta desde la colonia donde vivía a través  de la tercería pasando plantíos de cacahuate, sandía y mango, para salir a la carretera a Chila.  De ahí regresaba rumbo a la playa pasando por el aeropuerto y llegando a manzanillo para nadar un rato, bucear para ver los peces y lo que queda del moribundo coral. Para una vez el sol se ponga, manejar cuesta arriba.

    Pero una tarde, saliendo de bucear al ver mi mochila y el teléfono en ella, vi una llamada perdida, era de mi madre. Así que llame de vuelta y echamos chisme un rato. El problema fue que cayo la noche, aunque no contaba que al parecer en el paraíso hay horas para pasear si no hablas inglés como primer idioma y tu piel refleja la luz. 

    Me abordó un tipo, de complexión delgada con aliento alcohólico y actitud agresiva, que al abordarme las primeras palabras que escuche dijo fueron: "Mi patrón ya te vio, ya te cargo la verga". En sus palabras, el hijo de su patrón y su patrona me vieron como me fijaba que me podía robar de la lancha donde recargue mi bicicleta. Porque es físicamente posible que un solo tipo de 1.8m y 88kg en bicicleta pueda cargar sin ayuda y equipo un motor de embarcación de unos 250kg.

    El tipo se quiso poner violento, quise implementar los usos y costumbres de nuestro querido México pero dado que no era quincena no había como zafarme con ello así que lo que se me ocurrió fue sacar mi credencial del trabajo, para demostrar que yo trabajaba en una institución de educación superior como ingeniero de redes y dado que tenía un salario no tenía la necesidad de robar un motor de vehículo marino. Al escuchar este argumento el tipo se convenció pero dado que ya había saltado la alarma, me dijo que tenía que llevarme a la casa de su patrón para que yo le explicara. 

    Me hizo caminar unos 20 minutos así que dio tiempo de platicar: "mi patrón era judicial, y es un chingón". Me contaba el ahora identificado pescador, "Si, eres derecho no te va pasar nada pero al que anda de culero se lo carga la verga, mi patrón tiene conectes y ya se a chingado a varios que andaban ahí robando y metiéndose con sus cosas, el pedo es que te vieron su hijo y su señora. Por eso me mandaron a darte en tu madre... Mi patrón es un cabrón pero muy derecho y la gente lo respeta".

    En mi cabeza planeaba como zafarme de él, ya me había pasado unos meses antes que un chilango mamón me quería talonear en la playa, y lo único que tuve que hacer fue empujarlo y correr para echarme un clavado al mar. De lo alcoholizado que estaba no iba a poder seguirme nadando y efectivamente no lo hizo.  Esta ocasión era diferente, pude darme cuenta como no eramos los únicos que caminábamos en la dirección llevaba mi bicicleta pero no iba poder ir muy rápido en pendiente arriba y además por su historia mejor quedar en buenos términos con ese tipo de gente, aunque las tuviera todas en contra. 

    En fin llegamos a la casa de su patrón y nos recibió el hijo del patrón, un muchacho entrado en sus 20s  y la esposa señora que ni bien me vio comenzó a gritarme insultos, fueron ellos los que mandaron al pescador borrachín a enfrentarme. Me presenté y mostré mi identificación así como mi versión de los hechos, vi como cambio la expresión de la señora al presentarme como trabajador de la universidad (la única en el lugar en ese momento). Les dije que comprendía el malentendido, y me contestaron que si era yo ingeniero ¿por qué no me vestía como tal? (Al parecer ello querían que tuviera un letrero en la frente que dijera ingeniero, o no sé bucear con camisa manga larga,  botas de casquillo y chaleco reflectante, porque en mi bonito estado, la gente piensa que el ingeniero sólo es el civil). 

    En fin, me dejaron ir y me aconsejaron no andar tan tarde en la playa (si no soy extranjero)  cabe aclarar que no pasaban de las 8pm. Me subí a mi bicicleta y me fui lo más rápido que pude del lugar. Al otro día conté la historia con mis compañeros de trabajo y me dijeron que no fuera a las playas en las tardes sin algún local además de hacerme de conocidos a todos los que por ahí habitan y trabajan.

La sorpresa fue meses después. porque un día de la nada escuche una noticia escalofriante, que sucedió en el domicilio a donde me habían llevado a interrogatorio.  

Saque usted sus propias conclusiones, pero en el lugar donde los extranjeros van al paraíso, para los locales, la pobreza y la inseguridad les cobra factura día con día. 

 

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