De la punta de los huajes a la ciudad de los muertos, la odisea de viajar.
Casi por terminar la segunda década del siglo XXI trabajaba el que estas lineas escribe como esclavo en una carretera, donde los horarios inflexibles requerían puntualidad, entrega y actitud de servicio.
Por tanto su servidor estaba ahí en la base de los taxis 14h antes de iniciar su jornada después de ver unas horas a sus familiares, sin mucha esperanza y pensando que era lo mejor que la vida podía darle.
La tarde era fresca y el sol terminaba su recorrido para ocultarse en el occidente, el taxista se afanaba en limpiar el parabrisas revisar las llantas y ver si el poderoso tsuro se encontraba en buenas condiciones, me toco sentarme en la parte de atrás por llegar temprano al viaje (en el 3er mundo del 3er mundo querido lector, en un tsuro/aveo/versa cabe un conductor y hasta 6 pasajeros). Acto seguido, llegan un par de señoras, comerciantes que terminaban el día de venta alguna de ellas con niños por lo cual llenan el cupo del taxi (5 pasajeros esta vez). Inevitablemente las ondas sonoras de sus voces viajaron hacia mis tímpanos, una de ellas exclamó: "Hay, nos toco con este señor, yo quería llegar temprano a la casa hoy" a lo cual su interlocutora responde con un "si pinche taxista pazguato".
El viaje fue... agradable, en mis muchos trayectos de la capital, a lo que queda de la ciudad del estado de los muertos, me tocó ver muchas cosas desagradables y peligrosas (en una ocasión el taxi en el que viajaba, que por cierto tenia un olor profundo a cannabis, por poco queda prensado entre dos pipas de transporte de combustible, más adelante vi a mis compañeros todos asustados por ver como un jeep decapitó del impacto a una señora que cruzaba la carretera, esto en zona designada para ello con señalamientos y todo antes que el lector imagine que fue imprudencia peatonal). Pero esa tarde viaje con el taxista más educado y consciente que me haya tocado en mi casi un año que tuve que transportarme con regularidad. El taxi nunca fue más allá del límite de velocidad indicado, cedía el paso a los peatones, no se pasaba los altos, respetaba el 1.5m de distancia con los ciclistas, el claxon no sonaba cada que un semáforo daba indicios de cambiar del rojo al verde, en carretera no rebasó por la derecha, no se metió entre los trailes transportadores de combustible. He de agradecerle al taxista que usaba las luces direccionales antes de dar vuelta, y encendía las intermitentes cuando bajaba la velocidad. El viaje concluyó en el tiempo que debería y sin ningún percance. En fin fue el único buen viaje que tuve en esos meses.
Desafortunadamente, en el 3er mundo, lo que debería ser la regla es un caso raro, en ese trayecto suceden accidentes casi a diario (para muestra un botón), la norma es que el velocímetro marque más de 100km/h frenar bruscamente, exigirle al máximo a la caja de cambios, cambiar de carril de la nada, no poner direccionales para que el de atrás "no quiera meterse" y dejar al peatón a su suerte para cruzar la calle (una muy buena amiga hoy día lucha contra el desempleo a consecuencia de uno de esos accidentes que destruyen más que vidas. Espero me autoricé contar su historia en un futuro).
Aunque ese día me quedo en claro como la misma sociedad aunque no tenga vehículo y se juegue la vida a diario, aquella que en lugar de incentivar a quien hace las cosas bien prefiere ponerse en riesgo, los comprendo en parte, pero no puedo justificarlos. Estas palabras quedarán al aire seguramente, aunque espero sirvan para que hoy en su mañana tomando el café si tiene vehículo piense dos veces acelerar a fondo por 50m y frenar porque ya llegó al semáforo o tope, no desgaste su vehículo y mejor dígale a su patrón que no este jodiendo por un trabajo que no sale en 5 minutos. Si no tiene automóvil, exija al taxista o chófer de camión que siga las reglas, y si se enoja, siempre queda la opción de exigir a su gobierno un metrobús, una ciclovía o un sistema de trenes (y verá el terror que eso provoca en los señores controladores del transporte, ese que dice ser público).
Suficiente por el día de hoy, puede continuar con su vida querido lector. Finales épicos, es algo que dudo logre encontrar en este espacio, me disculpo desde ahora.
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