Les ha pasado que el pensamiento mágico en los lugares más desfavorecidos está bien cañón y en los de clase alta, tantito peor. Pero bueno, hoy se contará la historia de los que yo he vivido y escuchado. Y las terribles consecuencias que esto lleva.
Hace ya algunos años, había un chamaquito, que como casi todo niño, por todo hacía berrinche y en la cultura de la que salió esos berrinches se arreglan bien fácil. Le das al niño unos chanclazos, nalgadas, varazos, mecatazos o les rompes una cubeta de agua en la espalda, lo que tengas a la mano. Así, "el niño berrinchudo y desobediente tendrá motivos para llorar con provecho" y terminara por ser sumiso y obediente.
Este ritual no lleva solo la violencia, también tiene sus especificaciones técnicas. Se dice que cuanto te enojas, no puedes comer algunas cosas: Carne de cerdo, huevos e incluso tomar agua, que lo mejor es tomar una infusión de hierbas amargas, sobre todo para las damas, un mezcal o cerveza en el caso de los varones.
Porque como dice la creencia popular, te tuerces (te da una embolia, trombosis, diabetes o aire) y hasta te puedes morir de una muina (expresión para un arranque de ira). Mucho tiempo después de recibir castigos y propagar el hecho que si comes ciertas cosas puedes morir, la curiosidad me llevó a buscar por qué pasaba esto, unas cuantas búsquedas en google me dieron indicios.
Las personas que se conocía de la colonia en que vivía, ya estaban enfermas, no tenían el mejor estilo de vida y solo necesitaban un aumento de presión arterial debido a la adrenalina para detonar una reacción adversa (en su mayoría las víctimas de la muina eran señoras de mediana edad, con obesidad, hipertensión, diabetes y demás padecimientos crónicos, diagnosticados o no). Entonces la observación empírica relacionaba la condición médica con su última comida antes de que se detonaran síntomas de enfermedad crónica.
Hasta aquí todo el misterio resuelto, y cada quien a
seguir con su vida, pero. ¿Y los huevos? De niño, era curioso y quería saberlo todo, cuando me contaron quede enterado que la gente que son los jóvenes, los que hacen berrinche o coraje y se mueren por comer huevos. Así que después de un berrinche nada como un rico té de hierbas amargas.
Y después de eso me contaron la historia, lo que le sucedió a "la difunta hija de don B". Curiosamente ese día llegó la madrina de mi hermano a dar fe y testimonio que efectivamente la gente berrinchuda se puede morir por comer huevos, y ambas mamá y comadre rememoraron la historia:
Cuenta
la leyenda que "don B" era un ex marino. Los rumores dictan que desertó y
huyó de donde fuera que trabajara después de dar de baja a un oficial
suyo, por azares del destino llego a donde ya no hay ocotes, formó su
familia en un pueblito por ahí y en algún punto se asentó en la colonia
donde algunas de las historias de este blog suceden. Como muchos hombres
de mediana edad en los 80s era don B muy estricto con el comportamiento moral de
su esposa e hijos(as), así que tenía una política de 0 tolerancia. Y se
rememoran las palizas que propinaba a todos los miembros de su familia
como ejemplo de rectitud y el camino que un hombre debe seguir.
Una de las hijas de don B, era una berrinchuda desobediente, siempre hacía lo que quería aunque le pusieran sus chingadazos y se le ocurrió a la morra tener novio. Nunca supe que edad tenía la chica pero dudo que hubiera pasado de los 20s, el moño blanco en la casa de la familia de don B seguía colgado aun después de muchos años. Al parecer, todo paso una tarde en que la muchacha se vio con su novio cuentan los testigos que don B salió a buscar a su hija porque no llegaba, entonces la encontró por ahí en algún terreno de siembra platicando con su novio en unos anillos para pozo. Acto seguido la llevo de las orejas a su casa donde le dio una merecida golpiza y la mando a comer, huevos por cierto.
La muchacha se metió a bañar, luego se fue a dormir, y ya no despertó. La explicación más lógica que se dice porque este resultado pasó pues que los huevos son pesados y dañinos cuando haces muina. Nada tuvo que ver una golpiza de un ex marino.
Solo como un dato curioso un par de décadas después de este incidente, un hermano de la muchacha cometía suicidio, se cuenta que el muchacho a mitad de sus 30s no pudo soportar la presión de no conseguir trabajo, había estado preso, según cuentan quienes lo conocieron, por cargos inventados. Tampoco se pudo contar su historia, y el sacerdote se negaba a darle sus ritos que dicta la tradición, aunque terminó cediendo al llanto de su mamá.
Ahora todos descansan.
Y si piensa usted querido lector que son cosas que han quedado en el pasado. Pues en la colonia, se cuenta, que una señora falleció después de un correctivo de su marido en la misma colonia aunque más cerca del río, seguro que sabremos que comió antes de fallecer. Para alertar a los niños que se porte bien y no hagan berrinches, o les puede pasar lo mismo.